Bienvenido(a) a mis apuntes Rituala

Domingo 21 de marzo de 2010


He decidido iniciar este archivo sobre Agua y Energía (A&E) cuando cae mucha nieve tardía afuera de mis ventanas y cuando falta casi una semana para que se cumpla el primer mes después del terremoto grado 8,8 en la Escala de Richter, ocurrido en Chile el 27 de febrero de 2010.


Mi intención es ir agregando apuntes sucesivos sobre temas de A&E, que surgen con frecuencia en algunas de mis cartas y al participar en foros y otras actividades del llamado Espacio Virtual.


Aunque acostumbro recordar con gratitud a innumerables ex-profesores y ex-estudiantes de la Universidad Técnica Federico Santa María de Valparaíso (UTFSM), por estimular mi aprendizaje sistemático sobre circuitos y máquinas eléctricas, debo admitir que mi mayor interés por Agua y Energía se debe probablemente a razones hereditarias.


 


Nací en el extremo más austral del Taguantinsuyu, ese gran Imperio Inca de 4 reinos (Tagua = 4), que terminaba en la legendaria laguna de Tagua Tagua. Mi pueblo natal San Vicente de Tagua Tagua queda en el corazón de la VI Región de Chile, inmediatamente al sur de la Región Metropolitana de Santiago.


Desciendo de varios conquistadores españoles y de varios de los fundadores de la capital Santiago de Nueva Extremadura. Varios de los primeros alcaldes y regidores de esa capital han contribuído con material genético para formar mis gotas de sangre.


Uno de esos hombres fué autorizado por Pedro de Valdivia para instalar dos ruedas de molino de agua al pie del San Cristóbal, en 1553. Los cereales molidos por mi antepasado Juan se mezclaban así con agua y con energía de leña, para producir aromático pan capitalino, ya a mediados del siglo XVI.


Desciendo también de la cacica de Chacabuco y aparte de las etnias mapuche e inca que se encuentran documentadamente en mi genealogía, debo mi vida a otras etnias americanas como por ejemplo los llamados Taguataguas, quienes por otro lado combatieron con furia contra mi antepasado astuariano Pedro.


Pienso a menudo en toda la Energía que mis antepasados lejanos debieron convertir, para lograr sobrevivir después que se atacaron mutuamente con espadas, lanzas, pesadas mazas, flechas y rocas cayendo en emboscadas andinas. El glorioso cacique Caupolicán mató de un certero golpe de maza al joven español Diego Oro, quien murió cerca de Pedro de Valdivia en la Batalla de Tucapel. Como yo desciendo también de Diego, respiro con alivio al recordar que una joven mapuche quedó encinta, esperando a una hijita de Diego.


Si no hubiese sido por esa afortunada relación prematrimonial, yo no estaría contando esta historia. Yo debo entonces también mi vida a Diego, a su hija Isabel de Oro y a la madre araucana de Isabel.


Aparte de la Energía bélica y de la energía romántica que hizo posible el surgimiento de los llamados mestizos de los cuales desciendo, no puedo olvidar el Agua que hizo posible la enigmática Laguna de Tagua Tagua. Sobre esas aguas se deslizaban islas flotantes llamadas “chivines”, sobre las cuales mi padre me habló a temprana edad.


Dichas islas causaron asombro al naturalista francés Claudio Gay Moure, quien con sus escritos despertó la curiosidad de un joven investigador inglés. A la edad de 25 años, el famoso científico Charles Darwin observó la laguna y los chivines, cuando era el 13 de septiembre de 1834, en plena época de Portales.


Mientras el joven Darwin miraba esas islas, avanzaba el trabajo de canalización que ese mismo año 1834 terminaría de desaguar la laguna, para transformar su lecho en fértiles haciendas y fundos. En años jóvenes, yo acompañaba a mi padre a varias de esas comunidades agrícolas, a exhibir películas mexicanas a los agricultores y a sus familias. Una de esas grandes haciendas se llamaba Millahue (“Lugar del oro”, en mapudungún).


Como de Agua y Energía se trata, agrego en esta Bienvenida una foto que muestra los restos que aún van quedando, de la primera centralita hidroeléctrica que ví en mi vida. Mi padre me llevó de la mano hasta la caseta que ahora ya se vé semidestruída por el tiempo, pero que en esos dias tenía varios instrumentos y tableros. Desde allí surgían unos zumbidos procedentes de la turbina y del pequeño generador.


 


La electricidad que generaba esa centralita instalada sobre el canal que desaguó la Laguna de Tagua Tagua, al final del Imperio Inca, fué después reemplazada por centenas de veces más energía, que via cables sigue llegando desde el sistema interconectado y desde la Central Rapel.


Mi querido padre Rafael era electricista en la zona y junto a su hermano Ramón conducían una micro-empresa que levantó postes, tendió líneas de transmisión e instaló transformadores en la comarca agrícola que circundaba nuestro pueblo. Mi papá desarrolló además diversas habilidades en temas como reparación de radios, construcción de amplificadores de sonido y mantención de máquinas proyectoras de películas.


Siendo además esos hermanos Rafael y Ramón entusiastas miembros de los abnegados bomberos locales, es comprensible que mi familia conste de varias generaciones de interesados en problemas y soluciones sobre Agua y Energía (A&E).


Aunque formalmente yo he aprobado las rigurosas pruebas sobre electricidad de diversos profesores de la apreciada UTFSM, aproximadamente en la etapa final de la fructífera carrera docente de Don Denis Jurenak, mi mayor interés por A&E ha sido muy posterior. Si bien es cierto que recibí una sólida base matemática y física para entender diversos fenómenos, mi mayor interés por A&E es de simple tipo curioso y aficionado.


En la actualidad paso casi a diario muy cerca de uno o varios cementerios luteranos suecos, pero el primer campo santo luterano que conocí, fué el que está amurallado adentro del cementerio de Playa Ancha en Valparaíso. Ahí participé en la despedida del profesor húngaro Jurenak, quien contribuyó a formar a muchos ingenieros chilenos y a muchos expertos que respondían por las máquinas eléctricas de las naves de guerra de la Armada de Chile.


Como estudiante que llegué a ese sector luterano porteño, me ví allí rodeado de varios ingenieros UTFSM de la entonces gran empresa estatal Endesa. Uno de sus altos jefes fué quien pronunció las palabras de despedida al respetado inmigrante, educador y mentor húngaro.


Estudié electricidad y trabajé con electrónica, pero A&E me proporcionan más satisfacciones cuando les dedico tiempo en calidad de hobby o de entretención privada. Dedico también tiempo a diversas innovaciones sobre A&E, pero prefiero no profundizar demasiado en áreas que cada vez se van extendiendo más y más, a medida de que avanzan las energías renovables.


Si en la actualidad tomo como ejemplo el tema telúrico, yo nunca estudié sismografía. Ha sido más que nada por curiosidad que me he interesado por escudriñar durante años el creciente material que se encuentra en Internet, libros y revistas. Algunos aspectos me son comprensibles y muchos otros no logro entenderlos, debido a que es muy difícil encontrar ciertos valores de importantes coeficientes. Pero como no es mi intención la de profundizar en los complejos temas de la sismografía, me conformo con “razguñar” sobre la superficie de la información existente.


Me conformo con un nivel básico de comprensión “razonable” y dejo con el mayor respeto y agrado que los expertos disfruten de las ecuaciones que llegan a niveles inalcanzables para amateurs como yo.


Espero que los apuntes de este archivo “Rituala” contribuyan a orientar a quienes los lean, así como a estimular a los interesados en seguir indagando e investigando por cuenta propia.


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Rituala y sus 7 letras


Redondeo esta Bienvenida mencionando que las 7 letras de “Rituala” derivan de un anagrama. Si bien es cierto que todos conocemos a los 7 enanitos, yo siento algo muy especial por 7 hermanos que crecieron en un medio donde era común toparse con herramientas y materiales relacionados con A&E, allá lejos, en la punta del desaparecido imperio.


En las letras de “Rituala” hay algunas pocas que se ven en palabras relacionadas con A&E, como por ejemplo Tellus, Richter, ATL y Telúrico.


Tellus (“tierra” en latin) recuerda a la “Terra Mater”. ATL es la palabra “Agua” para los aztecas.


 


Aunque “Rituala” se parece a un inexistente femenino de la palabra “Ritual” en castellano, esas 7 letras del anagrama “Rituala” simbolizan además para mí personalmente a una querida voz femenina. Esa voz de alarma me protegió y advirtió más de una vez, pocos segundos antes de que llegaran las poderosas ondas S de un fuerte sismo.


Agua, Energía, terremotos y maremotos están entre sí relacionados. Yo siento que el anagrama de “Rituala” también está relacionado con todo ello.


Salvo error u omisión.


Cordiales saludos
Rafael Meza


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